Translate

lunes, 29 de abril de 2013

Sara.

Un tal 4 de marzo de 2012 agregué a una chica a Tuenti. Éramos las dos directioners, y estábamos en aquella época en la que agregábamos a cualquier persona que subiese fotos de nuestros ídolos. 
Bien, al principio hablábamos sólo de vez en cuando. Nos preguntábamos esas típicas cosas que se preguntan cuando conoces a alguien que pertenece a tu fandom: cuál es tu favorito, cuánto tiempo llevas conociéndolos, etc.
Conforme pasaban los días, íbamos hablando más. Nos contábamos lo que nos pasaba día a día, lo que nos preocupaba. Y así, empezamos a ser amigas. Resulta que pasaron los meses y esta chica empezó a convertirse en una persona muy importante para mí, una persona a la que necesitaba. Y así seguimos, hablando de todo lo que teníamos en común, insultándonos la una a la otra, aconsejándonos, hablando de amores, riéndonos. Hasta que un buen día me di cuenta de que ella era mi mejor amiga. 
Hace relativamente poco empezamos a llamarnos por teléfono. Me he dado cuenta de que ella es una de las pocas personas que consigue hacerme reír por muy mal que esté. Que cuando hablo con ella se me olvidan todos mis problemas. Ya ha pasado un año, y al fin la voy a poder abrazar. El mismo motivo que nos hizo conocernos, nos va a volver a unir en mayo. Por fin voy a poder mirarla a la cara. Reírme con ella a mi lado. A lo mejor no es mucho tiempo, pero, ¿qué más da? Llevo esperando esto desde hace mucho. Hay un montón de gente que dice que la distancia es un problema. Que no se pueden tener amigos a los que no ves todos los días. Me acordaré de todos esos imbéciles cuando esté abrazando a mi mejor amiga en Madrid. 

¿Por qué yo loca y no otra?

Me pregunto quién define el significado de palabras como "loco", "raro" o "normal". ¿Y si esas personas son las locas y se consideran normales? ¿Y si para ellos yo soy rara y para mí lo son ellos? Qué lío.
Son unas palabras demasiado subjetivas y demasiado utilizadas. En realidad no hay nada normal. Puede haber algo frecuente, pero, ¿normal? ¿Acaso lo que es normal para mí lo es para el resto? ¿Acaso los locos se llaman locos a sí mismos? ¿Acaso los raros se consideran raros? Está de moda poner etiquetas. Parece que todo tiene que tener un nombre, y no, no es así. No hace falta definir a una persona, basta con observarla. Basta con fijarse en cada una de sus palabras, cada uno de sus detalles, cada uno de sus actos. Nadie será para mí igual que para ti. Si fuese así, qué aburrido sería todo, ¿no? Al fin y al cabo, las diferentes opiniones de cada uno son las que nos hacen únicos, las que hacen de todo esto una mierda más entretenida.

domingo, 28 de abril de 2013

"Y es que ya no sé ni lo que digo".

Son esas ganas de gritar. De romper a llorar en medio de clase. De mandarlo todo a la mierda.
La única persona que podría sacarme una sonrisa de verdad, es esa por la que estoy llorando. Soy yo. Soy yo la que se pasa las noches en vela esperando alguna señal que me indique que no todo está perdido. ¡Qué estúpida! 

Vuelvo a escuchar aquella canción que había prometido borrar. Aquella canción que llenaba mi almohada de lágrimas. Al fin y al cabo, ¿qué más da? Iba a acabar mojada de todas formas. 

"Sonríe". "No estés mal". "Eres fuerte". "No me gusta verte así". ¡Basta!
Las palabras, las frases. Ellas son las que me han hecho esto. Todo lo que se escucha aquí dentro. Es frustrante. 
Tus intentos de consuelo son un millón de veces más débiles que los insultos de mi subconsciente hacia mí misma.
Y cuando creo que no puedo estar peor, cometo otro error. ¿Debería hacer una lista? Quizás. Así mataría mi tiempo. Y es que ya no sé ni lo que digo. 
Rota, desanimada, destrozada. Así me siento. Y cuando una está así, se vuelve loca. Ya casi ni me entiendo a mí misma. Y los días pasan. Y las semanas pasan. Y los meses pasan. Y los años pasan. Y ese único detalle que va a hacerme sonreír al fin, va a durar un instante. Y cuando eso suceda, ¡bienvenida a la misma mierda de siempre! Aquí se pueden fingir sonrisas, nadie lo notará. Tranquila, puedes llorar, lo máximo que hará la gente que dice preocuparse por ti es soltar alguna de esas típicas frases que no te ayudan una puta mierda pero que hacen a la otra persona sentirse bien consigo misma. Malditos hipócritas. Y maldita locura que se apodera de mí. Yo no era así. Yo sonreía. Yo me quería.